Hay en el Persiles un breve pasaje en el que Cervantes expone con una comparación gastronómica su concepción del arte de escribir. Comparación, por lo demás, que recuerda las innumerables referencias a la comida que se encuentran en El Quijote.
Sensual y gustosa observación sobre lo esencial del arte de contar es lo que dice un personaje en el Libro III, Capítulo VII de la última novela del a toda vista gastrónomo novelista:
“Contad, señor, lo que quisiereis, y con las menudencias que quisiereis, que muchas veces el contarlas suele acrecentar gravedad al cuento: que no parece mal estar en la mesa de un banquete junto a un faisán bien aderezado, un plato de uva fresca, verde y sabrosa ensalada. La salsa de los cuentos es la propiedad del lenguaje en cualquiera cosa que se diga”.
En la salsa, como en el mejor guiso, está el cuento.